Ser Sahumadora es...

Ser sahumadora es el privilegio de sentir que la memoria de una de las tradiciones antiguas más sagradas y poderosas del planeta sigue viva a través de mí y de mi sahumador encendido.

Es sentir la conexión con los cuatro elementos que forman parte de mi sahumador como partes de mi misma y, en profunda reverencia, poder honrar lo que significa ser portadora de un instrumento que es un canal físico para unirnos e invocar en humildad a la divinidad que nos creó y establecer una comunicación directa a través del humito sagrado, ese que inicia siendo físico y pasa a ser invisible para elevar nuestros rezos e intenciones hacía la totalidad.

 Es saber en profundidad lo que significa ser portadora y guardiana del fuego sagrado y su estrecha relación con ese fuego sexual sagrado que está encendido en nuestro cuerpo de mujer como templo de la Diosa, y en esa misma conciencia honrar, respetar y usar con verdadera veneración, sabiduría, respeto y dignidad ambos fuegos sagrados.

Es tener conciencia de que la naturaleza tiene vida más allá de lo meramente físico y que en nuestras resinas y plantas de poder residen fuerzas elementales que son nuestra protección, nuestros guías y nuestros intermediarios puros para sanar, ofrendar, limpiar, bendecir y agradecer a quienes solicitan nuestro servicio y a los lugares de la tierra donde se nos permite caminar y evolucionar.

Es saber que tenemos el poder y el privilegio de ayudar a transmutar, transformar, equilibrar, armonizar, iluminar y renovar las energías propias y ajenas a través de la alquimia que es nuestro sahumador encendido con todas sus plantas y su columna de humo en espiral.

 Ser Sahumadora es la alegría de ser consciente de la divina dualidad femenina y masculina que componen todo lo creado y saber que en esa alquimia se encuentra sintetizada el poder creador sexual que se ha venerado durante siglos por los sabios y sabias de la tierra, y que estamos llamadas a restaurar en la memoria de quienes nos rodean.

Es el agradecimiento profundo de portar un símbolo femenino a través del cual podemos servir y sanar a congéneres, a nuestra madre tierra y a nosotras mismas.

Para mí, ser Sahumadora es exteriorizar una parte de mí que siempre ha estado presente y poder ahora, con más fuerza, amor, agradecimiento y plenitud, habitar los espacios y momentos sagrados de mi vida desde la sanación, la evolución, la ofrenda y la ceremonia misma que es la vida.

Fotografía: María de Los Ángeles Monsalve Osorio.