Las
antiguas culturas conocían sin duda el poder la menstruación, un saber y
aceptación que aún persiste en determinadas aunque escasas sociedades; pero
ocurrió que los varones de las primeras sociedades empezaron a considerar este
poder como un peligro para ellos, con lo que aquellas practicas que las mujeres
habían establecido para tratar con las energías creativas inherentes a un
proceso natural de sus organismos se convirtieron en objeto de duras críticas.
La menstruación pasó así de considerarse santa y sagrada a convertirse en sucia
y contaminante, y se fomento la idea de que la mujer esos días era una fuente
de “energía destructiva andante”, en base a que tras su feminidad escondía un
tremendo poder mágico. Se llegó a la conclusión de que la única forma de
contener tal poder era alejar a la mujer de la comunidad y de la tierra, pues
se pensaba que esta magia “desenfrenada” no sólo afectaba a todo aquello que
estaba en contacto con la propia mujer, sino que era especialmente peligrosa
para los hombres y su modo de vida, sus pertenencias y sus ganado.
Tenemos
que darnos cuenta, de que una parte de nuestra actitud respecto a la
menstruación ha sido creada por la sociedad; una vez que lo hagamos, podremos
deshacernos del condicionamiento social y tendremos de la oportunidad de
conectar con las energías creativas vinculadas al ciclo menstrual.
Las
energías del ciclo menstrual no deben restringirse ni controlarse, puesto que
el hecho de bloquearlas o coartarlas puede hacer que se vuelvan destructivas;
por el contrario debe aceptarse como un flujo que tiene su propio modo de
expresión y contra el que no podemos luchar. De este modo evitamos correr el
riesgo de hacernos daño tanto física como mentalmente. No en vano, la mujer que
opone resistencia está negando su propia naturaleza, por lo que el resultado
suele ser la agresión, la ira y la frustración; razón suficiente por la que
debemos permitir que las energías menstruales encuentren su expresión en los
múltiples aspectos de la naturaleza femenina creativa.
La
menstruación es una fase de introspección, un momento para escuchar a tu
interior y a tu cuerpo. En el sangrado disminuyen en gran medida las barreras
entre tu mente consciente y subconsciente, lo que te permite abrirte, y generar
una interacción con tu consciencia corporal. Esta fase implica un retiro meditativo,
pero eso no la convierte en negativa; casi siempre conlleva una sensación de
aceptación y de formar parte de un todo, es una oportunidad ideal para dejar
que tu expresión interna (subconsciente) llegue hasta tu mente despierta.
Este
periodo brinda la capacidad de aumentar el conocimiento de las energías
creativas, que antes de la menstruación eran inspiradoras, y ahora se
conviertan en visionarias. El hecho de replegarse hacia el interior refleja que
se siente la necesidad de tomar conciencia de nuestros niveles internos. El
cuerpo incluso necesita dormir más, y la mente requiere más tiempo para soñar.
Tus sueños pueden enseñarte mucho acerca de tu estado interior, de tu cuerpo, y
de tu mente.
La
necesidad física que te impone la menstruación es la de llevar un ritmo de vida
más relajado. Los procesos mentales se tornan más lentos y hasta pueden
detenerse totalmente en un punto de meditación o de trance. Las emociones sin
embargo salen a la superficie con facilidad y extrema sensibilidad. Por ello te
conviene alterar tu percepción en este aspecto; y en lugar de mantener un
vínculo empático con las personas (experimentando las emociones como si fuesen
tuyas), puedes actuar activamente sintiendo compasión por ellas/os. El hecho de
sentir por los demás, en lugar de con ellas/os, te permitirá ofrecerles tu
ayuda. Al cambiar la empatía por la compasión, puedes ayudarle desde la
compresión.
Ejercicios:
-
Meditación menstrual
Siéntate
o recuéstate en un ambiente tranquilo y oscuro, y deja que tus ojos se
acostumbren a la falta de luz. Siéntete segura y a salvo entre la reconfortante
y protectora calidez de la oscuridad. En ella eres capaz de olvidar. La
oscuridad de todas las cosas y la de tu propio interior te circundan; ábrete a
ellas: el miedo no existe, sólo la aceptación, el amor y la reconciliación.
Sobre ti ves la oscuridad del espacio y el resplandor de las galaxias y las
estrellas; contempla la luna nueva y siente la presencia de la luz que brilla
detrás. Acepta la oscuridad de tu interior, no como un aspecto malo sino como
un manantial de renovación y transformación. La oscuridad es el origen de todos
los seres: El Útero: oscuro, húmedo y protector; la fuente que te dió la vida y
a la que regresarás...
- Toma
conciencia de tu útero:
Siéntate
comodamente en una habitación tranquila. Tal vez ya hayas practicado la
visualización en otra oportunidad, pero si es la primera vez, siéntate en una
silla con la espalda recta y las manos apoyadas sobre el regazo o los muslos, e
inclina la cabeza hacia delante; otra posibilidad es que te acuestes en el
suelo, con los brazos y las piernas levemente abiertas y apoyes la cabeza sobre
algo blando, pero en esta posición corres el peligro de quedarte dormida.
Cierra
los ojos y relaja tu cuerpo. Mientras espiras imagina que todas las tensiones y
preocupaciones de la vida cotidiana salen de tu interior y caen sobre la
tierra. Toma conciencia de tus pies y de la sensación de presión que recae
sobre ellos. Deja que tu mente recorra tu cuerpo y reconozca los pies y las
piernas, los brazos y las manos, el abdomen y el tórax, la cara y los hombres y
el ritmo de tu respiración. Por último toma conciencia de la totalidad de tu
cuerpo.
Ahora
concéntrate en el útero: las trompas de Falopio se encuentran a cada uno de sus
lados, y los ovarios en sus extremos. Céntrate en uno de tus ovarios y luego en
el otro. Ahora visualiza cómo el útero aumenta de tamaño hasta abarca todo tu
cuerpo. Siente cómo las trompas de Falopio extienden desde tus hombros y
visualiza tus brazos, que se abren en ramas y están cargados de huevos cual si
fuesen frutos en tus manos. Deja que la energía creativa de tu útero emerja
desde tu interior, circule por tus brazos y llegue hasta tus dedos hasta hacerlos
hormiguear. Asimila completamente la imagen de tu útero.
Poco a
poco baja los brazos y deja que el útero vuelva a su tamaño normal. Reconoce
mentalmente su presencia y luego toma conciencia del resto de tu cuerpo. Por
ultimo abre los ojos y respira profundamente.
Después
de este ejercicio es probable que te sientas muy serena o que tengas la
necesidad de crear algo con el fin de utilizar la energia que ha surgido. No
tienes por qué hacer una obra maestra; simplemente usa tu energía en la vida
cotidiana, los trabajos manuales, la música, la poesía, la cocina, la
jardinería, o bien en tus relaciones con los demás, ayudándoles a solucionar
problemas o a sobreponerse a ellos.
- Nota
de recomendación:
Si
utilizas tampones, deja de hacerlo durante un tiempo para poder experimentar el
sangrado. Los tampones anulan mentalmente la evidencia de la menstruación y
hace mas difícil que la mujer la acepte. Prueba con las compresas; incluso
puedes añadir la novedad de hacerlas tu misma con gasa o tisú y algodón, lo que
dará la oportunidad de utilizar productos naturales y reciclables si así lo
deseas. Observarás que por razones prácticas sólo podrás poner en práctica esto
cuando no estés trabajando, ni tengas prisas, ya que los efectos derivados de
sentir el flujo de sangre (una ralentización generalizada en la manera de
moverte, comportarte y llevar a cabo las tareas que quieres hacer) se hacen más
perceptibles.
Fuente:
Del libro de Miranda Gray: LUNA ROJA "Los dones del ciclo menstrual".
preciosa entrada...yo estoy ahora experimentando el placer de menstruar y parar y con muchas ganas de compartirlo con otras mujeres!!!
ResponderEliminarhttp://amor-discos.blogspot.com.es/2015/06/poder.html
BELLEZA TODO TU BLOG HERMANA, GRACIAS!!!
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