Por
Durga Bernhard
Al
principio, según la Tradición de la Mujer Sabia, todo empezó, como siempre, en
el nacimiento. La Gran Madre de Todo dio a luz y la Tierra salió del vacío.
Entonces la Gran Madre de todo dio a luz una y otra vez, y la gente, los
animales y las plantas aparecieron en la Tierra. Todos tenían mucha hambre.
¿Qué comeremos? Preguntaron a la Gran Madre. “Ahora vosotros me coméis a mí”,
respondió con una sonrisa. Pronto hubo muchas vidas, pero a la gran Madre de
Todo le gustó tanto crear y dar a luz que no quiso parar. “Ah”, dijo sonriendo,
“ahora yo os como”. Y así sigue haciendo. Todos
venimos de la misma madre. La mujer sabia. Volveremos a su abrazo, su vientre
rico en sangre, su sangre que es vida y da vida. Su poder es su sangre que
fluye y fluye, su sangre que es vida y da vida. La sangre menstrual de cada
mujer y la sangre de cada nacimiento son un misterio sagrado.
¿Qué
son los misterios de la sangre? ¿Por qué son tan importantes para entender la
Tradición de la Mujer Sabia?
Los
misterios de la sangre nos enseñan que la sangre menstrual y la sangre del
parto son sangres sagradas, sangres de poder, sangres curativas. Los misterios
de la sangre nos enseñan a recordar que la vida y la curación vienen de una
mujer y vuelven a ella, a la mujer que sangra y sangra. Y no muere.
Los
misterios de la sangre revelan que la sangre menstrual (en tiempo lunar) y la
del parto son tan sagradas, tan llenas de potencial, de vacío, que se pueden
usar, no sólo para curar, sino para nutrir. La sangre de la mujer sagrada es
sangre nutritiva, sangre de amor, de abundancia, sangre que cura la tierra.
Los
misterios de la sangre recuerdan el inmenso poder de la mujer que sangra. Un
poder suficiente para compartir de madre a madre, de nutriente a nutriente.
Cuando
sangramos en la tierra (en la fantasía o en la realidad) nuestro poder nos
arraiga a la vez que fluye nuestra sangre a través de la chakra de raíz en la
tierra.
Al
sangrar en la tierra, sangrar libremente, nos conocemos como mujeres, como
nutrientes de la vida, como quienes dan alimento a las plantas, un alimento
sagrado: nuestra sangre de luna.
Soy
mujer que da alimento para asegurar la vida en la tierra. Con el poder de mi
sangre lunar, mi sangre, el poder de mi parto, mi sangre, alimento a la tierra,
que nos alimenta a todos. Cada mes recuerdo: Soy mujer. Soy tierra. Soy vida.
Soy alimento. Soy cambio.
Soy
mujer, que mira sus cambios de frente: visiones lunares hormonales armónicas y
agitadas, oráculos de ovulación, locuras premenstruales, orgasmos de
complicidad, éxtasis de partos, bendiciones de lactancia, emociones de
menopausia.
Soy
un todo. Soy mujer. Conozco la vida, la muerte, el dolor, y la salud de mi
médula, de mi vientre. Conozco los lugares sangrientos: el espacio estrecho
entre la vida y la muerte, el espacio sangriento del nacimiento, el desorden de
la vida nutriente, el flujo de sangre al dejar pasar la vida. Soy mujer. La
sangre es mi poder. Un poder de paz. Sangre de paz.
Mi
sangre es alimento sagrado. Mi sangre nutre al feto que crece. Mi sangre se
vuelve leche para alimentar a mi hijo. Mi sangre fluye en la tierra como
alimento sagrado para la gran Madre, Gaia, Madre Tierra.
Gaia,
la de formas sangrientas. Mujer, la de formas sangrientas. Sangre de alimento.
Pero sangrienta. Sangre menstrual sangrienta, sangre de parto sangrienta.
Sangre de paz, sangre de alimento. Sangre de salud/plenitud/sacralidad, no de
sacrificio. La Tradición de la Mujer sabia es una mujer de manos
ensangrentadas, de muslos ensangrentados, una mujer que da a luz, que ve el
otro lado de las cosas.
La
salud/plenitud/sacralidad está siempre cambiando. La vida es misteriosa, se
mueve en espirales de cambio. Las espirales se mueven hacia, a través de y
desde el vacío. Cambian creando un agujero para que podamos ver el sagrado
regalo de salud de nuestra totalidad.
“Siéntate
aquí, hermana, en el suave césped verde, y da tu sagrada sangre de luna a la
tierra, de vuelta a la espiral de la vida. Deja fluir la sangre roja de tu
vientre en el verde y marrón de la tierra. Siéntate aquí. Relájate, cierra los
ojos y recibe las visiones. Descansa ahora y da tu sangre lunar como alimento a
las madres que nos alimentan. Relájate y recibe las visiones”.
El
tiempo de la menstruación, según la Tradición de la Mujer Sabia, es un tiempo
de visiones. Cualquier mujer que preste atención a estas visiones encontrará el
poder de los chamanes, los curanderos, las mujeres de medicina.
“Añade
una pedazo de hoja roja a tus preparaciones, cualquier hoja roja excepto de
hiedra venenosa. Hará la medicina más fuerte”, dice una amiga, aprendiz de
chamana de una nativa americana.
Estos
son los poderes de la mujer menstruante, la menopáusica, y la post-menopáusica:
-Unidad
con la tierra como presencia de respuesta nutriente.
-Comunicación
con plantas, animales y piedras.
-Creadora
del tiempo meteorológico.
-Cambiante
de formas.
-Invisibilidad.
-Comunicación
con hadas, devas, elfos, dragones, unicornios.
-Presciencia.
-Agudeza
de olfato, gusto, oído, vista, tacto.
-Curación.
La
Tradición de la Mujer Sabia entiende la curación como un misterio de sangre.
Sangre de vida y muerte, sangre de nutrición, son el conocimiento natural de la
mujer, las cosas que nos hacen sabias.
Fuente:
Susun Weed
Traducción:
Carmen Valenzuela-Cervantes
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